Siguiendo con lo publicado anteriormente I. Maestro (1990), II. Ventilación (1993), III. Luz (1992), IV Vida (1991), V. Irreflexividad (1990), publico ahora VI. Aflicción (A mi madre, en su enfermedad terminal)(1990),VII. Esperanza (1994), VIII. No quiero, IX. Fantasía, X Onírico, XI. Mujer, en Verso libre y en soneto, XII. Enncantamiento, XIII. En mis brazos te recogeré con mis brazos. XIV. Punto de Inflexión y XV. Voluntad.
VI. AFLICCIÓN
(A mi madre, en su enfermedad terminal)
El timbre rompió los ensueños del niño en sus vaivenes, noticia infausta le entregaron:
sus hebras el cordón deshacía entre luces y apagones,los pasos no tendrían oreja, las manos no más regazo.
En vuelo de cuerpo sin cabeza, llegó a casa perdida de tiempos adolescentes, para tratar de unir los colores que la buscona traicionera, en astuto y persistente empeño lavaba en su río de placeres.
En la posada que le nutrió flores, junto a su madre y con vista de río, sus manos caminaron temblores; en unión de cuerdas hermanas compuso melodías y oraciones, intentando levantar y curar las ramas que a tierra de otro hijo se acercaban.
El reloj cumplía su trabajo, dando hilo extenso y resistente, divirtiendo a la sagaz lavandera, quien hábilmente a ella mostraba pintura añeja de su tierna infancia, con diáfanos y rutilantes colores.
Él, citando paisajes de tiempos idos, en la era de los finos nudos, trenzados con maternal cariño, la enfundó entre cuñas y cordones; con apoyo de finas hierbas e infusiones en vano y sincero intento levantaba las ramas que se inclinaban a tierra.
Cruel desilusión invadió su pecho. La parca cepillaba placenteramente, descolorando tierna mirada que al sumirse en vaivén de espejos, a sus niños nueva leche prometía. Las albas ropas ya sin agua la hechicera tendía en tosco hilo.
Sin caracol los umbilicales, succionando viaductos de luces, recibían mudos consejos para sueños y vigilia.
Él, con mejor cáscara su nuez, en tierra, aire, la semilla con renovados, frescos nutrientes, intentará llegar a celestes regiones.
© Linel Henríquez B. 1990
VII. ESPERANZA
Tus susurradores ojos
no dicen lo atesorado
por tu coqueta sonrisa.
En el día sueñas
mientras duermes
en el rincón de tu nostalgia
y viajas entre oscuros laberintos
buscando la huella de tu silueta.
En la noche
regresas a la esperanza
mientras tu piel juega con la lluvia.
¿Tendrás el futuro que deseas?
No lo sé, eso lo dirán tus ojos,
cuando se evaporen tus lágrimas
al calor del sol de tu primavera.
© Lionel Henríquez B. 1994
VIII. NO QUIERO
Tú, la que hacías volar mis cisnes
en vuelo a ras de río,
llevabas alimento a sus polluelos
todos viajando en sigilo
entre anclas de barcas mutantes.
Tú, la que entre lluvias
zozobras embarcaciones
con vientos de tormenta.
Yo, entre tanta angustia,
veo tu palpitar en las nubes
hinchadas de agua pura,
miro como las oprimes
para mojar sus desnudas pieles.
No, hoy no quiero tus huracanes
que ahuyenten el destino,
menos tus relámpagos
destructores de navíos
con mis hijos de pasajeros
hacia las columnas del horizonte.
© Lionel Henríquez B. 1994
IX. FANTASÍA
En la sinfonía de tu amorosa mirada
viajaste desde la fantasía de tus sueños,
la luna iluminó tus alas de mariposa
reflejando la policromía de sus colores,
entraste por el anillo de una estrella
en busca del universo de mis ojos.
Vivimos intensamente
en nuestros sueños aunados
con la melodía de un amor tierno,
la pasión enlazó nuestros cuerpos
iluminaste mis ojos en el amanecer.
Pero, volviste a tu lecho de pétalos de rosas
dejándome el recuerdo de tus labios.
© Lionel Henríquez B. 2003
Hay veces en que un texto irrumpe violentamente a la luz del día que alumbra nuestros pasos, pero no sé por qué motivos, el creador, en este caso yo, no lo encuentra apropiado y por lo mismo lo reescribe pensando que mejorará lo que vino de la mano de la inspiración. También, como en el caso del texto que publico a continuación de esta introducción, al releer ambos después haber pasado largos años (más de diez), no sé si mi autocrítica fue realmente acertada con lo que se publicó en esa ocasión y si resultó finalmente un texto mejor o peor. Me asalta la duda después de leer ambos después de tantos años, y que mejor jueces que los lectores para que mi mente logre dilucidarlo y así quedar con la tranquilidad necesaria, ya sea para respetar en el futuro esa inspiración o para confiar en el trabajo posterior de revisión y correcciones. Eso sí también considero la posibilidad que ambos no merecieron publicarse nunca. Pero de todas maneras siempre ha sido mi conducta creadora de ser siempre muy autocrítico con todos mis textos. Lamentablemente o afortunadamente como se quiera tomar en cuenta, el oficio de ser poeta es tremendamente difícil y obviamente, nunca he querido ser un artesano
en este bello arte y, no dando un sentido peyorativo a la artesanía, sólo que en ella las ausencias de técnicas son superadas por la laboriosidad de las manos y obviamente dándole un sentido y similitud a esta artesanía al interior de la literatura.
Dejo ambos textos a continuación:
ONIRICO
Entre acordes en armonía
con el ritmo del silencio
mis manos se unieron
a sombras que danzaban
partituras soñadoras.
Con mutante vida
bailando en los libros
encontré tu imagen
en la repisa de los recuerdos.
Me dormí profundamente.
En mis sueños
tus ojos eran los míos,
tus retinas filmaban
comedias, tragedias,
para ser proyectadas
en el cine construido
sobre las ruinas de la ciudad,
herencia de hombres modernos.
Y pagaba con monedas acuñadas en sonrisas
por ver un puñado de lágrimas de ensueños,
al reloj que en las sombras movía sus punteros,
también por la libertad de ser un espectador eterno.
UN SUEÑO
I
Entre vibraciones seculares
con ritmo de silencio,
junto a sombras que danzaban
con acordes soñadores,
te encontré.
En imágenes
el agua nos mojaba,
volvía a su río,
ese río que cruzaba tu campiña
regaba el árbol que eras tú.
Eramos solitarios
viajando entre libros
para encontrarnos
en el rincón de la habitación.
Reiniciamos el camino
del César, de Napoleón
por entre las canteras
creadoras de la mutante vida
de la Esfinge,
hacia la cita que nos fijó el Hierofante.
Y a la vista de los arenales
encontramos nuestras respuestas.
II
En mi sueño
tus ojos serán los míos,
verás de nuevo
las escenas
de las comedias
de las tragedias,
en el teatro construido
sobre las ruinas de la ciudad
que albergó milenios,
herencia a los hombres modernos.
Pagaremos con monedas,
acuñadas con sonrisas,
al reloj, que en las sombras
mueve sus punteros,
y nos entregará
una silueta
para volver
al hogar
con lágrimas
para reir y llorar.
© Lionel Henríquez B. Enero-febrero de 2003.
X. MUJER
(En verso libre y en soneto)
Continuación…
Ahora, muchos dicen que es la inspiración, creo concordar en ello, pero al respecto debo precisar que es una de sus dos manifestaciones, la otra es en la cual ella se presenta por algún motivo externo o interno del creador, sólo como una voluntad de escribir o simplemente como una idea en bruto en el que la personalidad inconsciente presiona al poeta para entregarla a la luz en forma de poema, narración, ensayo, o novela, etc. A la primera la llamo Mozartiana y a la segunda Bethoveeniana, en honor a estos dos insignes y formidables Músicos, los que componían sus creaciones de manera diversa. El primero escribía la composición en un instante y en cualquier medio a su alcance, es decir con un cien por ciento de inspiración. En cambio el segundo, lo hacía basado en la inspiración en una idea musical y con un alto porcentaje de trabajo, en el cual poco a poco llegaba a la finalización de su obra musical. Ambos nos han legado las genialidades universales de sus obras. Al menos estas dos formas es la que en mis lecturas pude recabar hace ya bastante tiempo. No pretendo con lo anterior en forma alguna de clasificarme en una de esas dos formas. Pero, sí en una buena aproximación a ambas, en mis trabajos literarios. Si me sucede la primera, casi todo el texto quedan invariable, pero como dice el carpintero frente al mueble casi finalizado, hay que pasarle lija para poder barnizarlo y así el mueble quede terminado, debo entonces consecuentemente revisar el texto prolijamente, buscando todos aquellos detalles que mi autocrítica no les de el pase, para corregirlos en todos aquellas especificaciones que lo desmerecen. Este tipo de poemas en casi su totalidad me llegan con el sello de verso libre. El segundo tipo de inspiración en mi caso personal, sólo se da cuando estoy en la creación de un poema de corte clásico, en particular “el soneto” y casi nunca frente al tipo anterior. Trabajo la idea , hasta darle la forma adecuada incluso sobre poniéndome al cansancio . Eso sí debo hacer notar que en los dos casos si el texto escrito no es poético, lo desecho de inmediato pero una vez que lo he concluido. En el primer caso es más fácil darse cuenta cuando ello no se cumple y soy afortunado, pues en él no he invertido gran cantidad de tiempo, ni trabajo.
Bueno, la idea que traigo aquí, es tomar un poema ya publicado hace bastante tiempo, en el año 2004 y no solamente pulirlo aún más, sino tomarlo como un idea para llevarlo a una versión escrita como soneto, tratando de extraer de él, el máximo posible de sus elementos y por supuesto agregándole los ritmos correspondientes al soneto, en particular, el de número (endecasílabo), la rima (ABBA, ABBA, CCD, CCD), y el ritmo de acentos que le da finalmente la posibilidad de llamarse soneto. Creo que ambos, como lo pueden apreciar quienes lo lean, tienen poesía inmersa en ellos.
Así, traigo la versión en verso libre publicado en el año 2004:
I. MUJER
Energía radiante
péndulo de amor.
Alma que mueve montañas,
cuerpo refugio de emociones
pechos dadores de vida.
Rostro ungido por la ternura,
miradas que vigilan horizontes.
Haces florecer ríos en los ojos,
con labios que beben pasión
y manos latiendo anhelos.
Eres universo de caricias.
Tu sino es parpadear corazones
llevándolos a los jardines
de tu castillo encantado,
volcanes hacen lechos de fuego
dónde ríos de lava recorren
tus valles, tus montes…
Buscas germinar semillas
en el silencio de los pasos
con ilusiones adheridas a la piel,
recordando como tu alma
encarnó en la tibieza
del vientre de otra mujer.
¿Eso? Es sólo un átomo de lo que eres tú.
La versión en soneto, escrita hace un par de días en este mes de octubre de 2014:
II. MUJER
A todas las mujeres del mundo, este poema que es sólo un átomo
de lo que ella es. En especial a ti.
Energía radiante del amor,
tú, mujer, eres alma vigilante
de un volcán en tu lecho desafiante
a la pasión de un rostro sin temor.
Tu mirada no tiene desamor
tienes rostro por siempre cautivante
a los ojos de tu hombre muy expectante
de caricias por pieles en clamor.
Con tu rostro conmueves universos,
Ilusionan tus gemas hechas versos
donde ríos de lava queman ojos.
Los latidos en tu cuerpo, muy inmersos
esperando los tiernos labios tersos,
son el sino de Dios, sin abrojos.
© Lionel Henríquez B. 25 de octubre de 2014.
Continuación…
XI. ENCANTAMIENTO
El cuerpo vuela constelaciones
camina por galaxias, con alas en sus pies
de la Polar a la Cruz del Sur.
En archipiélago cósmico
te encuentra trasuntada en estrella,
mira, acaricia, besa tu sonrisa,
labios, piel, aman su luz, por siempre.
Son tus mujeres, encantamiento de vida
afloran de ti, la niña, la madre , la amante.
¡Perviven en él, juntas, tu alma hecha mujer!
© Lionel Henríquez. Febrero de 2004
XII. EN MIS BRAZOS TE RECOGERÉ CON MIS VERSOS
Te cantaré, mujer, espejo de mis versos:
Quiero tus dedos explorando mis continentes,
buscamos tras una playa, un verde para tendernos
junto a duraznos en flor, con sus perfumes estivales
sobre la manta de la pasión, de la ternura, suave.
Ven con embarcación al viento
pon las manos en el muelle
intérnate por los senderos
mullidos de bosques,
viviremos las flores
de las primaveras
las hojas otoñales,
los veranos del trópico
en inviernos, seremos uno
con tempestades mutantes de luz.
Adéntrate a la pradera de mi pecho conversador,
al oído te sorprenderá el reloj del Universo
paseando por los interiores de tu mundo
despertando la piel de los días.
De frente a tu costado acunarás mi alma
la harás hija, la alimentarás en tu altar
sólo con el incienso de tu mirada.
Ella te regalará tiernas estrellas
hacedoras de caminos a jardines
con los colores del arco iris.
Será locura diaria, volaremos
espirales de constelaciones
océanos de temperamentos
cordilleras de sensaciones
rutas de aves migratorias.
Serás el poema que al cantar
a la luz de los faroles de mi cerebro,
hará día a la oscuridad de mi soledad.
Serás la golondrina que vendrá
a construir su nido en mi ojos,
buscaras los brazos de mi sonrisa
encontrarás un horizonte compartido.
Mis manos se posarán en tus valles, planicies
tu cuerpo se arqueará en mis brazos
la pasión vivirá con el ímpetu
de la leña que se quema en
las brasas del horno
de nuestros soles.
Seremos por siempre dioses inmortales
haremos historia, la escribiremos juntos
con versos en las murallas de la ciudad
donde viven, perviven las pupilas del amor.
© Lionel Henríquez B. Enero de 2004
XIII. PUNTO DE INFLEXIÓN
Entorné mi voz,
entre claro y oscuro
leí mis pensamientos.
Observé mis equilibrios
en plato girador.
Miré mi cuerpo, centrífugo
impulsado al abismo.
Analicé los mudos golpes
de áuricas manos
lanzándome a las veredas
del Cosmos en movimiento,
azuzando mis arcaicas angustias.
Cien veces volé al abismo,
en mil instantes me centraron.
Reentornando mi voz
escucho mis pensamientos
en la claridad del sol,
mis ojos ven las manos de oro
trascender el acantilado
por senderos de piedra laja
hacia los velos de agua
de la gruta de los tiempos.
Leo y releo como esas manos
me conducen a las cimas de la mente
por respiraderos de luces
esquivando estalactitas.
Al volver mi voz, canto mi alegría
a los dolores ancestrales,
fortaleza de cuerpos,almas, espíritus
© Lionel Henríquez B. Junio de 1996
XIV. VOLUNTAD
Él, mirándose en espejo
pequeño, cóncavo, redondo
se encoge en detalles.
¿Cómo lo puede engañar su deseo
al punto de enfrentarlo
en burda, soñolienta realidad,
ella lo atrapa todos los días
transformándolo en ermitaño?
Con pestañeos de luz interna
observa su vida tranquila
sobre su apasionado anhelo,
a ella le ha entregado telares
para transformarse en camafeo.
¿Cuál mejor operario?
él, quien fabrica a su capricho
placeres y tempestades.
¿Hay otro conductor tan siniestro
obstinado, con tantos ojos, pies, manos
alucinantes del hombre con sus dobleces?
Al Universo maneja a su antojo
modelando ropas de colores.
Vistiéndose con su diestra voluntad
mirándose en el plateado, curvo reflejo
modera el deseo, cruza los umbrales.
© Lionel Henríquez B. Junio de 1990.
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