A mi amiga Cayetana

“Un escritor, o todo hombre, debe pensar que cuanto le ocurre es un instrumento;
todas las cosas le han sido dadas para un fin.”
Jorge Luis Borges

Aunque de niña le hurtaron las formas visibles,
las cercanas calles, hoy distantes,
el cóncavo azul y los rostros apacibles y risueños,
la joven tiene un don y no lo sabe.

Lenta prisionera de un tiempo
que no marca la aurora de los días
ni el ocaso de las noches.
Rehén de un insípido universo
velado en secretas sombras y oscuridades.

Pero la joven tiene un don y no lo sabe.

Inocente, aspira la fragancia de una flor
venenosa. ¿O será la flor una rosa roja?
Manos  que exploran invisibles rasgos
y palpan libros y cuentos para niños.

Pero la joven tiene un don y no lo sabe.

Aunque no conozca formas ni asigne
colores a la vana superficie de las cosas,
la joven tiene un don y no lo sabe.
Aunque cada desnivel aceche,
ella no rebajará la pericia de Dios
a  lágrimas o reproches,
pues  corresponde a la ceguera,
la inmensa virtud de los Dones.

Usue Mendaza