Todos los dibujos infantiles que estaban descansando en un álbum de cromos decidieron cobrar vida e ir desde el trastero ancestral del barrio de Hortaleza, a la zona pija por excelencia Chamberí. Decidieron visitar, salas de los años ochenta donde en una calle mítica cobra realismo las paredes rosas sólo con pintura

Paralelamente en sus obras de arte, reflejadas en un micro cromo decidieron hacer otro viaje cobrando vida, y visitando los museos de Madrid en concreto los del barrio de atocha y recoletos

Pero todo ello seria por turnos viajando por las autopistas de Madrid, con su infernal ruido y contaminación, en coches en miniatura

Paralelamente las obras de arte, se colaría por la electricidad de un escalextri conectado a un antiguo enchufe de un antiguo salón, de un seudo circuito de carreras de piezas de plástico donde competente un coche de color verde esmeralda y otro de color naranja butano

En ese momento un balón de baloncesto que competía en el año 97 en canchas escolares no profesionales, les seguiría la pista en un descanso para asistir a la monotonía de las clases, de jugadores que aspiran alto.

Con el inconveniente que el se quedaría en la taquillas, o en alguna vitrina de museo, siendo objeto de coleccionista, para la vista de los más curiosos, sin aspirar a títulos ni grandes acontecimientos históricos, sólo objetos sentimental del pasado

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Mientras tanto el balón de balón mano donde se jugaba por equivocación al fútbol sin porterías reglamentarias, jugando horas ilimitadas hasta que llegara el cansancio, en zonas embarradas, en frente de caballos, cascadas y pantanos, donde los jugadores sin estar jugando en serio marcaban 10 goles, le tocaba una monotonía de viaje de autobús de 30 plazas mínimo, en mínimo una hora interminable para llegar a casa desde Segovia a Madrid

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El juego inanimado de las 4 en raya, sus emulaciones, de apostar como si fueran fichas de blacjack,la seudo invasión de las fichas de plástico de un juego llamado catedral, y el jugar a pintar y a fabricar moldes de escayola, hacían viajar al pasado, y a las odiosas clases de manualidades que duraban una hora

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Y para terminar de viajar al pasado, pensar que puedes construir con piezas metálicas, un helicóptero, o un camión anexionando y apretando tornillos y tuercas, es el colmo de simulación de realismo, con mini motores potentes en miniatura, que los hacen funcionar

Pedro