Entre el chiste y la realidad. La risa como frontera

Cuantas veces un ¡jajaja! no ha servido para adelgazar el grueso calibre de la verdadera opinión? Quién no ha usado el viejo truco de la risa para disfrazar  un comentario mal intencionado?  Un simple y bien carcajeado ¡jajaja!,  a más de uno  ha liberado del  penoso peso de la culpa de ser realistas a carta cabal. 

Pues bien,  el socorrista gesto risueño no sólo funciona como respuesta a verdaderos agrados, y aparte de ser un metachiste, pues es bien sabido que la risa muchas veces también da risa, puede considerarse como el recurso habitual para atenuar pudores, minimizar culpas, e incluso verdades que se saben hirientes a quienes las proferimos.

La risa, en cuanto que objeto de estudios psicológicos, revela las aproximaciones a la realidad que referencia,  a la que dice burlar y enmarcar dentro de las “puras falsas posibilidades” incompatibles con el aspecto concreto del objeto físico o espiritual al que se apunta con la exhibición dental. También funciona a manera de paradójica reacción ante sentimientos como el miedo, que en lo absoluto es  chistoso, y que sin embargo, en ella se sintetiza como producto de la adrenalina interna y el vértigo causado por emociones fuertes y chocantes, de manera que así éste termina burlado, empequeñecido y debilitado en la nerviosa risa. En medio de muchos acalorados combates verbales ha logrado sobrevivir una desdentada e inexplicable sonrisa (a mí me ha pasado) y ésta logra semaforear con rojo color la calentura de los motores encendidos previniendo la posible coacción física entre ellos, o en sentido no metafórico, previniendo la violencia literal.

En calidad de conseguir un fin, la risa es adjetivada como vil hipocresía, como la máscara del verdadero yo, como el mal hecho y ridículo remedo de la espontaneidad. Sin embargo, aun así,  es innegable que la realidad menos graciosa también merece ser burlada, para descansar un poco de la extenuante seriedad que nos aprieta el ceño, pues chistar, es también una forma de enfrentar la realidad y todo cuanto en ella cabe, fundiendo lo falso y lo verdadero, en una línea no menos falsa y verdadera que la propia y bienvenida sonrisa.

De ella se conocen, aparte de sus aspectos psicológicos, sus beneficios biológicos, y se han enumerado desde la medicina como los mas fáciles de conseguir, precisamente por la no-ciencia en que consiste el reír. Sí; no hace falta instar a nadie a la risa, ni inventariarla como contable y finito producto, está ahí, al alcance de todos, y aunque a veces no espontánea, no por ello deja de ser distensionante y terapéutica esa línea imaginaria o frontera quebradiza entre la realidad y el chiste.

María  Sandana Orozco

[Moratín]

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5 Comments

  1. Me gusta este texto. Me ha resultado muy interesante y con buena técnica literaria.

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  2. Buen articulo sobre la risa. Nunca habría pensado escribir algo así…

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  3. La risa de las risas nos lleva a considerarle como parte de la terapia del día a día cuando reímos a solas no por picardia, sino de nuestros errores o equivocaciones, hemos logrado entonces encontrarnos con verdades, aceptación de nuestra estupidez apremiante, siendo dignos ante la autenticidad, sinceridad clara de la risa que surgió de manera espontanea y nos llevo por la cura del alma, nos beneficia en el cuerpo al dejar salir tóxicos que envejecen nuestro organismo y que amargan nuestra existencia sin estar locos ni ser parte de la comicidad, es tan solo un momento de cordura, desnudez ante nuestros ojos al descubrir de que reímos, entonces… llego la felicidad.

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